Por Nancy Balza – Diario El Litoral
El legislador recorrió el lunes la ciudad capital y se reunió con entidades productivas y sindicales antes de retornar a la actividad oficial en la Cámara alta. Sobre los constantes ataques verbales del Presidente hacia legisladores, opinó: «No le hacen bien a nadie las descalificaciones al Congreso»
El senador nacional por Santa Fe Marcelo Lewandowski tuvo una jornada intensa el lunes en la capital provincial. Arrancó a la mañana con un encuentro en el Parque Industrial de Sauce Viejo donde se reunió con autoridades de ese espacio, de la Unión Industrial y de la Cámara de Biocombustibles. Y siguió a la tarde con los máximos referentes de la CGT.
Al día siguiente, ya en viaje a Rosario, el representante del Justicialismo en la Cámara alta dialogó con El Litoral sobre el saldo de estos encuentros pero también sobre la tarea que le espera en el Congreso Nacional. Allí se hará, el viernes a las 10, la sesión preparatoria básicamente para elegir autoridades y fijar día y hora de sesiones, aunque se espera que varios legisladores se pronuncien sobre el contexto actual. Y el 1° de marzo el Presidente Javier Milei dejará inaugurado el período ordinario de sesiones, en un inédito escenario de agresiones verbales que tienen al Legislativo, en particular a la Cámara de Diputados, como destinatario.
– ¿Qué conclusión se lleva de las reuniones en Santa Fe?
– Hemos hablado mucho con sectores de la producción que se vieron afectados por el DNU, desde abogados, farmacéuticos, hasta molinos harineros, industriales. La preocupación lógica de lo que va a pasar con el DNU (70/23) y del país que estamos teniendo. Vine a escucharlos y a conocer sus demandas para interactuar con ellos.
– ¿Qué va a pasar con el DNU?
– Hubo tres pedidos para poner en marcha la comisión bicameral para tratarlo y ahora ya venció el plazo. Lo que tienen que hacer es convocar a las cámaras y tratarlo cada una por su lado, porque los 10 días hábiles que tenía la bicameral ya vencieron. Estuvimos esperando que en el Senado la vicepresidenta (Victoria Villarruel) se digne a llamar; ahora tenemos que tratarlo en las sesiones ordinarias después del 1° de marzo.
El lunes quedaron nominado los cargos en Diputados pero será para los futuros decretos de necesidad y urgencia (todo indica que serán varios en la actual gestión nacional). Para este, que es enorme, el plazo ya venció. Y cuando lo pongan a consideración del pleno de la Cámara, hay una mayoría que lo va a rechazar.
– ¿Cómo imagina la relación del Congreso con el Ejecutivo nacional, teniendo en cuenta que hay un escalada de agresiones y descalificaciones hacia el Poder Legislativo?
– La verdad es que no le hacen bien a nadie estas descalificaciones. Uno creía que esos tiempos habían terminado en la Argentina. Entonces, nada bueno puede salir si lo que se hace es responder con violencia e insultar a todo el conjunto. Creo que (el Presidente) lo hace porque hay una intención de gobernar sin el Congreso. Entonces, descalificar de esta manera es un intento de legitimar ante la población que no hace falta pasar por el Congreso para gobernar, y hacer una política de Estado con decretos que cambian la vida de la Argentina sin ningún tipo de consenso y dictados por tres o cuatro personas que hacen lo que quieren.
La forma republicana y representativa que tenemos marca que las leyes tienen que ser aprobadas por el Congreso y esto es lo que trata de impedir. Estamos ante un juego extremadamente peligroso de alguien que no está muy de acuerdo con las formas democráticas.
– Parece un Ejecutivo prescindente del Congreso pero también de los poderes territoriales, de las provincias. En ese marco, Santa Fe aparece como unas de las provincias más «castigadas». ¿Cómo evalúa esta situación, más allá de la diferencia partidaria respecto del actual gobierno santafesino?
– Santa Fe y Córdoba, junto con Buenos Aires, son las provincias que más producen en el campo que es el recurso más inmediato para conseguir divisas. Pareciera que hay una necesidad de descalificar no solo al Congreso sino también a las provincias, y se olvida que tanto al Congreso como a los gobernadores, intendentes y presidentes comunales los eligió la gente en forma democrática. Hay un desprecio hacia todo el mundo, una falta de respeto y una descalificación que hace muy difícil transitar un gobierno. Porque los recursos más importantes que tiene el país salen de las provincias, cada una con su riqueza natural desde lo que produce la tierra hasta el turismo. Entonces, despreciar a las provincias es despreciar a la Argentina misma. Es buscar legitimar y hacerle creer a la gente que al único que votaron es al Presidente y que todos los demás son «malos, sucios y perversos». Nada bueno puede salir de ahí.
– El argumento del 56 % de los votos obtenidos en el balotaje es relativo, porque al Congreso se lo votó en octubre.
– Por supuesto. Y en una Argentina tan volátil, con el aumento inusual del empobrecimiento en dos meses. Hay una inflación acumulada del 50 % que afecta a los sectores que ya estaban empobrecidos y a los de clase media y media baja que nunca imaginaron que iban a estar en esta situación. Y ahora, con el comienzo de las clases y el costo que eso significa, más la actualización de tarifas, vamos a estar en un contexto en el que algunos sectores nunca pensaron estar.
Entonces, hablar del respaldo de más de 50 % de votos es una foto y no una película. Creo que las gestiones de los gobiernos se revalidan día a día con sus acciones y con la mejora o no de la calidad de vida de la gente.
– En estos días se conocieron dos posicionamientos de Cristina Fernández de Kirchner, primero con un documento de 33 páginas al que denominó «Argentina en su tercera crisis de deuda. Cuadro de situación», y luego con una réplica a la interpretación oficial de los datos de pobreza difundidos por la UCA. ¿Es la voz de la oposición la ex presidenta; es quien en este momento agrupa a la oposición?
– Cristina es una actora de las más importantes, sino la más importante, en la República Argentina y expresa lo suyo. Sería una falta de respeto por mi parte opinar sobre lo que dice o no dice; son opiniones son respetables como para analizarlas, y después se podrá coincidir o no, tanto con ella como con otros actores. Es un momento en el que necesitamos mentes claras, debatir ideas y ver cómo podemos apoyar desde una mirada distinta a la que tiene el gobierno. Apostamos a una Argentina productiva: una Argentina que no apuesta a que el campo produzca y agregue valor, a que las Pymes trabajen, a que los comercios vendan, es una Argentina que no tiene futuro.